Ravsberg: el injerencista grosero

Por: Marcos Velázquez Cristo

Después de todo, hay algo de interesante en la manera de publicar de Fernando Ravsberg. Es posible vislumbrar cierta metodología consistente en el posicionamiento de artículos, que a primera vista defienden los logros e incluso la gestión gubernamental y popular de la Revolución Cubana, luego de haber publicado otros con un carácter evidentemente subversivo, bien de su autoría o tomados de otros sitios digitales.

Aprovecha imágenes y títulos para trasladar subliminalmente mensajes negativos. Así, el 29 de noviembre, publicó “Pablo Iglesias, una Cuba mejor sin intervención extranjera” . La foto que encabeza el artículo muestra al líder de Podemos hablando en un atril en cuyo frente un cartel dice: “EL MOMENTO ES AHORA«, mientras el 4 de diciembre, replicó el artículo “Ser de izquierdas” de Arturo Arango, al que cambiaría el título por “¿La unidad verdadera o impuesta?” . En el cartel del primero y en el título del segundo está la clave del mensaje que desea trasladar. Es interesante si se observa el contexto: a pocos días del fallecimiento del Comandante en Jefe.

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Es la egolatría la característica más notable de las manifestaciones de este “periodista”, y varios de los comentaristas de su blog la alimentan, lo que refuerza su vanidad y lo conducen a sentirse quizás intocable.

Tal es así que en el artículo en que utilizó irreverentemente la bandera cubana, «El trabajo por cuenta propia avanza a paso de tortuga») interviene en el debate para decir: Alberto, se trata de una nueva campaña contra Cartas desde Cuba, más de lo mismo. Nuestra respuesta es seguir informando, seguir creciendo en el número de lectores y no caer en la bobería. Un abrazo.”

Se está refiriendo a la reacción que ha provocado el mencionado artículo, finaliza el debate poniendo el Pingback: Santiago Arde, sitio donde se le cuestiona fuertemente por el irrespeto a la bandera. Esta acción constituye una demostración de su arrogancia. De hecho, tanto hablar de la libertad de expresión para terminar censurando comentarios como el siguiente: “Lo de la bandera no es una bobería es nuestro símbolo patrio y lo ofendiste, tú por demás no eres cubano para tomarte atribuciones que nadie se puede tomar, no es una nueva campaña en contra de Cartas Desde Cuba, no seas egocéntrico, tu no significas nada en el panorama político de Cuba, yo diría que se trata de un nuevo acto injerencista de Fernando  Ravsberg y uno más de sus tantos ataques a la revolución cubana, mordiendo la mano que te ayudó, a veces me pregunto ¿Por qué te lo toleran?.”

Ravsberg, no cuenta con un historial limpio como periodista. Baste recordar el artículo falto de objetividad e irrespetuoso titulado “Revolución energética a oscuras”, al que el Comandante en Jefe calificó de totalmente tendencioso y manipulador de la realidad, algo que le ganó el apelativo al corresponsal uruguayo del más mentiroso.

Sin embargo, los desvaríos y manipulaciones informativas de este señor tienen otros exponentes. El 22 de agosto del 2016 La Pupila Insomne , publicó “Una explicación de Fernando Ravsberg que nada explica”, de Darío Machado, en el cual este periodista denuncia la manipulación realizada por Ravsberg a su trabajo “Democracia, medios de comunicación y realidades” (). El uruguayo, para justificarse, dijo haber “hecho una síntesis”, cuando en realidad, mediante la selección sesgada de alguno de sus párrafos cambió el sentido de lo que deseaba expresar el autor.

En su trayectoria existen cuestiones que no quedan claras. Fue miembro del movimiento Tupamaros, pero censura o prefiere no hablar de esa etapa de su vida, por lo que se desconocen las causas que motivaron su desvinculación del mismo, sectarismo, fomento de la división, traición, perdida de fe en la victoria y en los ideales revolucionarios, o sencillamente ya no quiso seguir más en la lucha, quizás él pueda aclarar algo al respecto.

Fernando Ravsberg, es un hombre cuyos artículos me han convencido de que no es amigo de la revolución cubana, ni de Cuba como nación. Su línea editorial zigzagueante no responde a la búsqueda de un equilibrio informativo, ni a una presunta imparcialidad, sino a la necesidad de aparentar ambas cosas como forma de ocultar sus verdaderas posiciones e intenciones, evitando la confrontación directa con las autoridades cubanas al fingir una inexistente afinidad con nuestro proceso social, una vez más me pregunto por qué se lo toleran.